Su fechoría: contratar un bulldozer para convertir en un solar la casa de sus vecinos. ¡Cómo se las gastan algunas!
Este ‘as de la demolición’ se llama Ana Maria Moreta Folch, una jubilada de 62 años residente en la localidad de San Agustín (Florida), cuya inquina por los ‘habitantes de al lado’ debía de ser de proporciones bíblicas para solicitar con urgencia los servicios de una topadora y arrasar como ‘Atila, el Huno‘ la propiedad colindante.
Lo más curioso del caso son las ‘razones de peso’ esgrimidas por la jubilada para encargar el trabajito: “Mis vecinos son insoportables e indeseables. Quisieron robar mi coche“. ¡Toma ya! Y para ello que mejor represalia que arrasar con todo.