El hijo de Bernice Youngblood, una de las residentes del centro hace ya varios años, se dio cuenta en unas de las visitas de que la clínica estaba contratando a un stripper para las ancianas. Todo fue por una foto que encontró en la cartera de su madre, según informa el New York Post.
En esa imagen aparecía un joven en ropa interior, que entrelazaba las piernas con las de su madre mientras esta metía unos cuantos dólares en los calzoncillos del stripper.
En esa fotografía, aparecen más ancianas de la residencia. Una de ellas- lista que fue- se tapó la cara para evitar ser descubierta- o de las vergüenza de ver la situación- mientras que otra sonríe en pleno ‘espectáculo’.
La anciana, con la presión de la familia, no ha hecho más que ratificar lo sucedido. Mientras tanto, el personal del centro no ha querido responder a sus preguntas sobre la fotografía. Sólo una enfermera explicó que era un mero «entretenimiento» hecho con buena fe.