El próximo 1 de enero se estrena en cines ‘Better Man’, el biopic de Robbie Williams, que aparece representado por un mono. Michael Gracey, el director de ‘The Greatest Showman’, ha logrado hacer funcionar tan rocambolesca idea con un guión que da vueltas alrededor de lo dañina que puede resultar la fama salpicada de alcohol y drogas, y de las dificultades de Robbie Williams para aceptarse a sí mismo tal y como es. A lo largo de más de 2 horas de metraje, sus fantasmas nunca dejan de perseguirle.
El artista ha visitado Madrid para promocionar la película, acompañado del director. Cada uno dispone de 8 minutos para cada medio de comunicación, estrictamente cronometrados por una intimidante cuenta atrás a la espalda. No son las condiciones óptimas para profundizar en nada con nadie, y se nota que Robbie Williams ha venido a esta promoción a divertirse, a bromear de manera superficial, y no tanto a ahondar en su vida con un puñado interminable de desconocidos. Aun así, la experiencia es agradable porque como dice el director, refiriéndose al rodaje: «la interacción con Robbie siempre es entretenida. Incluso hablando de cosas oscuras, te hace sonreír».
Hay que elogiar que el equipo de márketing en España haya sido capaz de atender a medios grandes y pequeños, generalistas y especializados, impresos y digitales. Fiel a una película que catalogan como «independiente». Robbie Williams te saluda chocando el puño, pues desde la pandemia hay pocas cosas peor vistas que dar la mano a cualquiera. Luce ilusionado y de un humor aparentemente estupendo. Si le explicas cuál es tu medio de comunicación, por cortesía, «solo para que lo sepa», su respuesta es: «sólo para que lo sepas, estás hablando con una de las mayores estrellas de pop del mundo». No se puede empezar mejor.
Cuesta recordar que no siempre Robbie Williams fue la estrella que es hoy. En su momento miembro díscolo y gamberro de Take That, tuvo su mala prensa por estar supuestamente gordo, ser supuestamente gay o no ser suficientemente guapo. Su primer álbum en solitario fue en principio un fracaso que no pasó del puesto 11 en su primera semana en UK. Enseguida se hundió, pero luego resucitó y alcanzó el número 1 seis meses más tarde de lo previsto. Una constante, la de la lucha y la carrera de fondo, en toda su vida.