Las relaciones humanas son algo complejo, porque por definición implican al menos dos personas, que son dos universos distintos. Cada una con sus necesidades, su forma de ver la vida, sus creencias y sus costumbres y hábitos. Requiere, por lo tanto, un esfuerzo constante a la hora de coordinarse y acoplarse al otro. No es de extrañar que a lo largo de una relación prolongada surjan crisis de pareja.
Las crisis en las relaciones humanas son normales, si consideramos que ambos miembros evolucionan de manera paralela, y las circunstancias de ambos cambian. Por no hablar de estresores, como los factores económicos, los hijos, las familias, etc. Lo importante es saber detectar los síntomas y saber qué poder hacer.
Si hablamos de la pareja, hay momentos de la relación que son susceptibles de que se genere una crisis. Por ejemplo, el paso de la etapa del enamoramiento a la etapa de estabilización de la pareja. Momentos de asunción de un mayor compromiso, como el momento de irse a vivir juntos, casarse o tener un hijo, la etapa de la vejez,etc. También puede provocar crisis el desgaste de la convivencia. Si no se resuelven pequeños conflictos o roces en su momento, se puede arrastrar una situación que acabe erosionando la relación.
Factores como la adicción al trabajo, las infidelidades o la instalación de la rutina, son cosas que por sí mismas no se van a resolver, y que también pueden deteriorar la relación de pareja, poco a poco, hasta llegar a un punto de no retorno.
La crisis de pareja y en el resto de relaciones son inevitables en la vida . Es la señal de que existe una discrepancia en algo. En este sentido, puede considerarse como una oportunidad de mejora, de reforzar la relación, de salir con un vínculo más estrecho y una mayor unión entre ambos, o de poner las cosas sobre la mesa y darse cuenta de que ha llegado el momento de seguir cada uno por su lado.
La creencia extendida de que hay que dejarse llevar y todo tiene que ir bien “mágicamente” es un mito: la realidad es que una relación es como un jardín, en el sentido de que requiere de nuestros cuidados y de una inversión de tiempo y esfuerzo, para que después podamos obtener los frutos que deseamos de ella.
¿Cómo sé si estoy viviendo una crisis de pareja?
Es lógico que las cosas no sean como al principio, los sentimientos no son tan “explosivos”, pero con el paso del tiempo florecen otras cosas, como el cariño, la confianza, la unión, la conexión, el apoyo, el conocimiento y el cuidado mutuos,etc.
Cuando haces un análisis de los valores básicos que te aporta tu relación y dónde te gustaría que estuviera, no debería de haber mucha discrepancia. Es cierto que determinadas cosas pueden aún estar por conseguir, y que nuestra pareja no es perfecta, pero en lo básico debería estar proporcionándonos aquello que más necesitamos. De no ser así, y si nuestras necesidades son lógicas y razonables, tenemos una divergencia que es importante atender.
Otro de los síntomas de una posible crisis en la pareja es la comunicación que no funciona. Ejemplos de esto son las constantes discusiones o todo lo contrario, vivir como “extraños”. La comunicación es uno de los pilares de una relación (o tendría que serlo). Si funciona, si está cuidada, si hay un respeto y un espacio para que los dos miembros de la pareja expresen, habrá una herramienta importante y eso será un factor de protección ante cualquier situación que haya que afrontar en el presente, o en un futuro.
De lo contrario, es una de las primeras cosas que reforzar, porque si no está indicando que existe una crisis, es muy probable que acabe causándola. La vida sexual puede verse afectada en muchos momentos vitales, por motivos diversos. Pero si no hay algo que explique una crisis en lo sexual, como una etapa de estrés, una enfermedad o el nacimiento de un hijo, quizás esté siendo un síntoma de algo más profundo.
Los momentos positivos compartidos son otro indicador de la salud de la relación, o de la falta de ella. Seguro que en un inicio pasabais más tiempo de ocio juntos, disfrutando y haciendo actividades de esparcimiento. Con la convivencia, la rutina, los hijos, las responsabilidades laborales, etc. a veces cuesta sacar ratos para compartir. Sin embargo, si esto no se cuida puede erosionar la relación de pareja.
Si esta es tu situación, podría estar indicando un síntoma de crisis en la pareja o ser un antecedente. Sería conveniente que comencéis por fijaros la mejora de esta área, como objetivo prioritario e inmediato, antes incluso que solucionar los problemas que tengáis pendientes.
Si crees que puedes estar inmerso en una crisis de pareja, si te sientes decepcionado o decepcionada, no puedes dejar de sentir insatisfacción o pensáis que estáis en un bucle y no estáis siendo capaces de solucionar cosas pendientes, quizás sea el momento de pedir consejo profesional. La terapia de pareja puede ser un terreno neutral y puede servir para entrenar estrategias que os saquen de la crisis en la que estáis inmersos.
(Artículo Instituto Europeo de Psicología Positiva)
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